domingo, 7 de enero de 2024

Australia de ensueño.


Australia de ensueño.

 Si despierto, olvido todo lo vivido. 

En una tarde del domingo siete de enero del 2024, vuelvo a verme al espejo para rastrear como se encuentra cada una de las partes de mi cuerpo. También hago un pequeño recorrido en mi mente con el resiente cambio. Y es que, en el último año se ha cumplido lo que con muchas lágrimas pedí al universo. Irme muy lejos. Tan lejos de las agresiones de un sistema en decadencia. Un sistema empobrecido, viciado al que le entregué tiempo, esperanzas, recursos personales y sueños que fueron puesto en un basurero porque no permitieron o no quisieron avanzar a un estado de conciencia mayor, de respeto y educación para poder vivir los últimos días de esta tierra que se acerca a su fin. Dándome cuenta de que ya ningún proyecto de energía renovable, o la causa social mas mercantilizada que una misma transnacional arrasadora de recursos naturales puede ni siquiera ganar tiempo para salvarnos a los seres humanos. Y con ligeros pensamientos de que muchas veces nos merecemos a esos villanos que al final son electos por nosotros aplicando lo que realmente nos representa.

Me encuentro en Australia, al otro lado del mundo desde mi país de nacimiento, Nicaragua. Me vine después de pasar cuatro años y medio exiliado en Costa Rica, un país vecino. Refugiado por haber protestado en mi país por mejores reformas para el rescate del seguro social nicaragüense, por mejor administración de los recursos públicos en las universidades y su autonomía, por promover y defender Derechos Universales para las personas diversamente sexuales, y, sobre todo, porque mi familia y la familia de todos pudiesen tener la oportunidad de acceder a una educación integral basada en una realidad progresista para todas las personas.

Me conflictúo por un momento y me digo: ¿Es esta una actitud derrotista?, o ¿Esto que experimento es resignación? Yo, Bayardo Siles, un inspirador de procesos educacionales, el que sonreía mucho y se inventaba cada juego para mantener una sintonía de aprendizaje y desaprendizaje ahora no es el mismo. Me siento poco inspirado y con escepticismo de que el ser humano quiera escuchar en su carrera interminable por comprar, vender, consumir. Y que, debería de abandonar lo que se hacer.

En esa línea de trabajo de dejar a un lado ese pasado reciente, me doy cuenta de que el primer paso lo di cuando me subí a ese avión y viaje por cuatro días. Dejando atrás a muchas personas y recuerdos agradables y desagradables. Sentí, que iniciaba a gestarse un nuevo ser humano el cuál iba a ser yo mismo el encargado de maternar, criar, educar y sobre todo cuidar de los recuerdos que afectan mi ánimo, mi energía, mi apetito y mi autoestima. Es como un capitulo nuevo en continuidad de ese mundo paralelo que me he creado como si estuviera dormido y no quiero despertar para no recordar.

Vivir en un sueño del que no puedo salir es una experiencia extraña y maravillosa. Desde hace algún tiempo, me encuentro atrapado en un mundo de ensueño que parece sacado de mi imaginación más profunda. Cada día, me despierto en un lugar donde los límites de la realidad y la fantasía se entrelazan de una manera mágica.

En este sueño eterno, las leyes de la física y la lógica se doblan a mi voluntad. Puedo volar por los cielos como un pájaro majestuoso, nadar en los océanos más profundos sin necesidad de respirar, o simplemente caminar por tierras exuberantes que cambian de forma y color a mi antojo. La belleza de este mundo onírico es indescriptible, con paisajes deslumbrantes y criaturas que solo existen en la imaginación.

Pero lo más asombroso de este sueño es que puedo interactuar con personas que han sido importantes en mi vida, incluso si ya no están en el mundo real. Puedo conversar con mi abuelo, quien falleció hace años, y disfrutar de su sabiduría y humor como si nunca se hubiera ido. También puedo reunirme con amigos de la infancia y compartir risas y recuerdos.

Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, empiezo a sentir la extraña paradoja de disfrutar de este sueño sin fin. Aunque es un paraíso personal, a veces me pregunto si me estoy perdiendo experiencias en el mundo real. Extraño el olor de la lluvia en un día de verano, el calor del sol en mi piel, y las conexiones humanas que solo se pueden encontrar en la vida real que se despiertan en mí, al estar solo dos noches y dos días y medio con mi novio.

A medida que pasan los días, me encuentro debatiendo si debo intentar salir de este sueño o quedarme en este mundo de maravillas que he creado. La idea de volver a la realidad es aterradora y desconcertante. ¿Qué pasará con todas las personas y lugares que he conocido en este sueño? ¿Desaparecerán para siempre? No quiero olvidar a mi mamá, mis hermanas, sobrinos, mi mami Tina, a Yasy. Para mí, el despertar sería dejar de sufrir por extrañarles.

Aunque me encuentro atrapado en este sueño, mi amor por la realidad sigue vivo en algún rincón de mi mente. Quizás algún día, tomaré la valiente decisión de despertar y enfrentar el mundo real, pero por ahora, sigo explorando las maravillas de este sueño del que no puedo salir. A pesar de las dudas y los dilemas, es un viaje asombroso que estoy dispuesto a seguir disfrutando. Y es que, posiblemente es el mundo que me salvó la vida.


viernes, 28 de julio de 2023

Mi estancia en el vacío.

 

Mi estancia en el vacío.

 

Durante la crisis...

Parafraseando a la (Revista Mentes Abiertas Psicología, s.f.):

“El sentimiento de vacío para la mayoría, se trata de un problema puntual, un estado concreto de apatía que se produce, generalmente, tras algún acontecimiento más o menos trau
mático, para desaparecer al poco tiempo o diluirse con el paso de la actividad cotidiana.

En algunas ocasiones el sentimiento de vacío se enquista en lo más hondo de la persona y se convierte en una fuente de angustia constante, de conflicto interior. Todo esto conlleva una pérdida generalizada de la motivación que interfiere en todos los ámbitos de la vida, genera dificultades de expresión emocional, en mayor o menor grado, y una desconexión con el contexto social e interpersonal.”

En mi caso he utilizado la estrategia de romantizar la soledad y el discurso básico repetitivo sobre “estoy sanándome, estoy priorizándome” observando videos cortos de una aplicación que habla de salud mental sin responsabilidad y conciencia de como abre las heridas de personas como yo, que en un esfuerzo más por encontrar una razón por la cuál vivir caemos en el vacío.

Reducir las relaciones sociales, apagando la comunicación con familiares, conocidos, instalando brechas a quienes intentan acercarse para conseguir amistad. Todo por el miedo de no dejarse lastimar o agredir a quien solo anda tratando de vivir.

Pero… ¿Cómo se soluciono esto?

Primero, debo de aceptar que me encuentro en un “estado de vacío”.

Aceptar que este es el resultado de los daños colaterales de una vida reciente que ha sido traumática. Es posible que me ayude a diluir mi predisposición a conectar con los otros seres humanos, sin embargo, creo que poseo un largo camino de poder comprender la maldad innata de hombres y mujeres aceptando que también poseemos instintos animales e irracionalidad.

Me decepciono muy rápido de las relaciones de amistad que intento entablar. Porque, cuando estoy en frente de una persona a la cuál llevo un tiempo conociéndola en el inmenso esfuerzo por darme una oportunidad, mi interés puede desaparecer de la noche a la mañana y me alejo sin darle explicaciones porque si las diera podría agredirla. Esto pasa cuando conozco a seres humanos apáticos al entorno social, con aires de superioridad por parámetros establecidos por la sociedad consumista, machista, racial y la heteronorma.

No encuentro la razón por la cuál “convertirme en alguien” quien adquiere valor por los títulos obtenidos o el dinero en mi cuenta bancaria. Es clave frente a mi preguntarme si tengo una profesión o que el entorno me encause a decirlo para poder posicionarme como un ser humano aceptable en un circulo social. Porque, inmediatamente experimento la sensación de cosificación en la que una vez más en esta vida me sentiré utilizado para servir a los placeres, necesidades y ambiciones de un futuro traidor que me consumirá y se alejará.

No siendo cruel en mi estado de frustración:

Puedo comprarme cosas y me da placer destruirlas. Es como un acto de choque emocional y liberador del peso de sentirme acompañado incluso de cosas materiales. Culmino gritando en mi interior que no quiero dejar nada incomodidades nadie. Que nadie pueda decir que fui una carga, un estorbo. Creo, que prefiero ser siempre ese apartado no merecedor de nada.

Abrazando la memoria en donde se estructuró el trastorno:

Si, siento que no merezco nada y le encuentro sentido a regalos elaborados por las manos de quien me obsequia algo. Porque yo, encontré felicidad en mi niñez en la escasez y se repite en mi cabeza el acto amoroso de mi mamá, hermanas y hermanos arreglando un árbol de navidad con figuras de papel, y de cena en esa noche un pan con una salchicha jugando a “la venta de hot dog” para disminuir el sentimiento de pobreza.

Yo siendo el más pequeño y con apenas cinco años comprendía mejor que mis hermanas y hermanos mayores que habíamos nacido pobres, con una madre soltera e ignorante que en su misión de vida tenía solo el objetivo conseguir alimento y un padre culpable de mi vacío al irse y abandonarnos. Apareciendo solo para recibir halagos de sus hijos quienes si podían expresar su necesidad afectiva obteniendo migajas en sus visitas esporádicas.  

Aceptando la sanación temporal:

Y lloro…

Celebrar el ejercicio:

Y me voy a descansar agradeciendo la capacidad de autogestionarme.

Bayardo Siles.

 

 

Bibliografía

Revista Mentes Abiertas Psicología. (s.f.). EL sentimiento de Soledad. Obtenido de Revista Mentes Abiertas Psicología: https://www.mentesabiertaspsicologia.com/tratamiento/otros-problemas/emociones/el-sentimiento-de-vacio-que-es-y-como-tratarlo

 

miércoles, 2 de noviembre de 2022

En la sinfonía de la protesta, hay voces inocentes.

 En la sinfonía de la protesta, hay voces inocentes.

Una mirada a las protestas insurgentes prefabricadas por las mismas relaciones de poder.


Protesta y represión. Foto: Diario Concepción.
 

Por: Bayardo Siles

Estudiante de Ciencias Criminológicas

Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica (UNED).

 

No tan conocida, pero existente de todos los tiempos es el uso de la Violencia Sociopolítica como herramienta de conflicto, la más insidiosa y la menos visible.

En nuestros tiempos vemos que las confrontaciones entre la población y sus Estados se están incrementando. En donde los sectores sociales están demandando con más fervor al autoritarismo Estatal. Sin embargo, vemos paralelamente grandes avances en materia de creación y aprobación de políticas públicas en el reconocimiento de estos sectores en la que se reafirma que, la cosa pública es de conocimiento y propiedad abierta inherente a los ciudadanos que por medio de la protesta logran un resultado puntual para ordenar una situación y no mantener un conflicto vivo.

Por otro lado, observamos que existen personas y colectivos que crean y/o se aferran a situaciones que responden a las ideologías coyunturales, las crisis económicas, situacionales y emocionales por las cuales han caído en el fracaso o el éxito en esta sociedad de consumismo programado. Siempre confrontando, contradiciendo y responsabilizando al sistema patriarcal, neoliberal y capitalista en el que asienta toda nuestra actual existencia y convivencia.

No olvidemos a los protagonistas estrellas de este artículo: Los grupos de poder. Esos, los aferrados, que recibieron el poder como si fuera herencia familiar gestada desde que los criollos tomaron las riendas desde que nos independizamos de  España, y otros ostentadores de este, los actuales populistas y políticos de la era actual. Qué en medio de discursos prefabricados encubriéndose en una causa social lo arrebatan para hacer las mismas o peores acciones que afectan a la mayoría de las personas y que en ese proceso de llegar a la cúspide los dos ejecutan estrategias en el uso y abuso de la fuerza utilizando a las personas más vulnerables como ‘carne de cañón’ y que al final crean crisis políticas consensuadas entre ellos. 

Parecerá una hipótesis extraña, pero resaltaremos en este escrito que muchas de estas causas sociales responden a los vientos neoliberales, dinamizados por la necesidad de encubrir ideológicamente la liberación de los procesos de mercado, diseminan con éxito diversas “pruebas” en cuanto a la incurable ‘ineficiencia del Estado’ y cuando no les conviene la conversación con el poder utilizan el poder popular para presionar a quienes no están respondiendo a los intereses negociados.

Según el resume del sociólogo costarricense Manuel Rojas (Campos, 2022): 

El concepto de clase política se entiende como “el conjunto de personas que se dedican profesionalmente a la política o que ocupa cargos en la cúspide del Estado costarricense, por efecto de elecciones periódicas…” 

Y es que, para estar en curules no se requiere de la carrera de Ciencias Políticas. Como lo que sucede con medicina, que sí y solo sí, se debe de ser médico general para ocupar el puesto. Pero bueno, tampoco tenemos tantas esperanzas en una sociedad que se especializa en actos de corrupción desde las aulas de la universidad que estudia las Ciencias política de la actualidad.

Los investigadores políticos, sociólogos y criminólogos norteamericanos ya desde la década de los setenta han analizado que la política no es solo cuestión de poder e intereses, sino que también abarca la provisión y defensa de símbolos: procesos de ”elaborating symbols” y “summarizing symbols” (los cuales tienen también un potencial emotivo y manipulativo) o la eliminación y concreción de los símbolos (los cuales solo tienen una relación vaga con la realidad preexistente, y con ello desarrollan una capacidad de crear una nueva realidad aparente y ficticia.   (Hassemer, 1995)

Cabe mencionar que en esta pequeña opinión no hemos mencionado, ni relacionado a la pobreza y la delincuencia como tal. Porque, estás actualmente están percibidas como actos puntuales y que solo se corrigen por medio del castigo, la aprensión. Pero, no queremos dejar pasar que estas al igual que las acciones sutiles de la violencia social es resultado de un historial con un diseño estructural a lo largo del tiempo consecuencia de planes y acciones que responden a los poderosos.

A modo de conclusión:

Es importante destacar que es poco mencionado, pero no menos importante nuestra intención de reducir el estigma de violencia y la delincuencia relacionada a la pobreza y los sectores históricamente marginados. Mucha de esta responsabilidad debe de ser atribuida a quienes toman decisiones en bases a intereses personales en el ejercicio de la política y que utiliza a la misma población para confrontarse entre sí, dejando como resultado un conflicto civil como última instancia y los responsables de los graves daños sin su respectivo pago por lo ocasionado.

Es un hecho que existe la manipulación de los sectores más vulnerables, en este artículo -condenamos- el silencio imperante que beneficia y beneficiará por siempre a los más poderosos a quienes la justicia no alcanza.

Bibliografía

Campos, A. (2022). Violencia Social. San José: EUNED-ILANUD.

Hassemer, W. (1995). Derecho Penal Simbólico y Protección de Bienes Jurídicos. Santiago de Chile: Editorial Jurídica Conosur.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 9 de octubre de 2022

Los desafíos de las víctimas de violencia sexual en Nicaragua.

 

Los desafíos de las víctimas de violencia sexual en Nicaragua.




Cuando se presentan circunstancias de abuso, los cuerpos son lastimados y la psique es alterada. Las personas víctimas de violencia sexual son usadas como arma de guerra por los opresores para intimidar a los grupos opositores que protestan pacíficamente contra proyectos económicos y planes políticos.

Como explica Amnistía Internacional, la violencia sexual se ha perpetrado como un acto final de humillación al contrario vencido, a veces como una estrategia de terror impuesta a poblaciones civiles para crear mayor caos en medio de un conflicto. Y añade que esta forma de violencia “puede afectar a hombres, mujeres, niñas, niños y/o adolescentes”.

La presencia de Ortega en el poder significó un progresivo desmantelamiento de la institucionalidad democrática y el Estado de Derecho. Esto ha provocado mayores índices de protestas sociales. Dentro de esas filas de la resistencia estamos activistas LGBTIQ+, quienes fuimos capturados y sometidos a violencia sexual contra nuestros cuerpos y mentes. Nos obligaron a desnudarnos, sufrimos tocamientos, entre otras agresiones sexuales. Todo esto ocurrió en el conocido Auxilio Judicial “El Chipote”, una cárcel designada para el reclutamiento de encarcelados políticos en Managua, la capital de Nicaragua.

La crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde 2018 ya muestra casos de violencia sexual como crimen de lesa humanidad bajo el régimen autoritario. La única experiencia conocida hasta el momento recoge 18 testimonios de víctimas de violencia sexual que permanecieron detenidos arbitrariamente, por funcionarios oficiales del Estado. A esa realidad, se suma también mi testimonio en medios de comunicación, que cuenta con la respectiva denuncia en los organismos de justicia internacional (Univisión 23, 2018). 

Esta dolorosa realidad quedó plasmada en el Informe que trabajó la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano de Costa Rica, en el 2018. Justamente, ese año hubo una oleada de nicaragüenses a territorio costarricense que buscaban amparo a raíz de un nuevo episodio de represión. La Fundación, al recoger los testimonios, pudo evidenciar los casos de violencia sexual. Al realizarse el peritaje psicosocial, este concluye que, para las víctimas, la tortura y la tortura sexual no son hechos que se encuentran en el pasado, sino que se actualizan a través de reexperimentación traumática, produciendo un sufrimiento actual, que afecta todos los ámbitos de su vida.         

En estos esfuerzos por continuar posicionados contra las injusticias, observo que también hay desafíos cuando las víctimas de abusos sexuales regresan a las filas organizativas del activismo. En muchos casos, ellas y ellos cuentan que viven situaciones excluyentes y violentas, un hecho que genera divisiones internas, rivalidades y conflictos. Eso se debe a que las organizaciones no cuentan con suficiente apoyo psicológico o que existe poca empatía de las y los compañeros del grupo organizativo para atender a las víctimas.

Por esta y otras razones, todas las personas activistas y defensores de derechos humanos debemos analizar de manera responsable las acciones de acompañamiento y atención que ayuden a sanar a quienes han sido víctimas de violencia sexual. Estas personas enfrentan retos constantes, por ejemplo, la ausencia de justicia restaurativa, procesos judiciales lentos y burocráticos, así como la falta de recursos económicos. Las personas violentadas lo que menos esperan es quedar victimizadas también por el abandono de sus propias organizaciones en sus demandas ante la comunidad internacional por delitos de lesa humanidad.

Considerando estas realidades, la planificación de las acciones de resistencia no violentas de manera integral debe tener en cuenta los riesgos y contar con un eje transversal en lo psicosocial. Las personas víctimas de tortura sexual cargan con el gran reto de mantener la visión y misión de la protesta pacífica, incluso cuando sus heridas y recuerdos no hayan sido aún subsanados. Entonces, al no acompañarlas o atenderlas, se corre el riesgo de perder aliados frente a los propósitos de la resistencia pacífica. De hecho, los sentimientos de abandono y deslealtad debilitan los planes de incidencia de grupos que apuestan por la resistencia no violenta, lo que incluso puede dar pie al surgimiento de nuevos protagonistas de dictaduras futuras, carentes de una oposición fortalecida.

A modo de conclusión, quiero ofrecer las siguientes reflexiones:

1.    Atender integralmente a las víctimas de abuso sexual es hablar de Derechos Humanos.

2.    Dentro de los grupos de movilización y resistencia también existe una cultura de silencio y estigma acerca del abuso sexual. Esta actúa de dos maneras: por censura social, que cuestiona la credibilidad de los abusos por miedo y celo al liderazgo que rodea a una víctima de abuso y tortura sexual; y, por vergüenza y autocensura para evitar que la víctima termine excluida de la organización. Ambos mecanismos contribuyen a la impunidad.

3.    No programar acciones de contención, acompañamiento, auxilios psicológicos, ni gestionar recursos para la atención adecuada de los miembros de organizaciones que han sufrido abuso y/o violencia sexual, transmite un mensaje peligroso sobre la vigencia de la tortura como mecanismo para obtener confesiones.

4.    Al interior de las organizaciones, toda forma de exclusión de las personas víctimas de violencia sexual, sea ejecutada por hombres o mujeres, es una demostración patriarcal y de masculinidad hegemónica.

Finalmente, creo que es necesario indicar que una reparación integral cruza también por no usar nuestros cuerpos y vidas para que ciertas organizaciones solo busquen financiamiento y luego nos olvidan cuando los proyectos concluyen. Hago un llamado a la ética y la responsabilidad.

Demos el paso a la acción.  La acción no violenta.

 Bayardo Siles

Activista LGBTIQ+ de Nicaragua, sobreviviente de tortura sexual y excarcelado político de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Estudiante expulsado de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. Actualmente, exiliado en Costa Rica. 

@bayardosiles #BayardoSiles #bayardosiles 


viernes, 26 de julio de 2019

“Necesitamos una Presidenta Lesbiana”




Los desafíos de la Comunidad LGBTIQ+ en el nuevo escenario de crisis socio político en Nicaragua.



Por: Bayardo José Siles Rodríguez
Promotor y Defensor de Derechos Humanos 
Comunidad LGBTIQ+ en Nicaragua.


Abstracto: Históricamente las personas LGBTIQ+ NO han sido reconocidas como agentes de cambio, peor aún, como ciudadanas/os en Nicaragua, pero han estado a la par de los otros sectores antes y durante la crisis. El estallido social nos ha traído dolor, desesperación, llanto y muerte también de miembras/os de nuestra comunidad, no queda más que continuar sin pensar en abandonar el cambio que deseamos en Nicaragua. Porque no solo la dictadura nos asecha, nos privan de nuestros derechos, si no, también de la acera azul y blanco de auto-convocados de la jornada de protesta de abril. Es necesario reflexionar sobre lo que está pasando en cuanto al rol de la (Orientación sexual e Identidad de Género) OSIG en el nuevo escenario socio político en Nicaragua o el que pretende ser. “Porque si esta revolución no es inclusiva, no será”.
                                                    


Palabras Claves: Orientación sexual, identidad de género
Discriminación, homofobia, Gobernanza,
Lesbofobia, transfobia, heteronormatividad, exclusión,
Reconocimiento, respeto, violencia, asalto al cuerpo,
Política, participación, ciudadanía.  
                          
 “Necesitamos una Presidenta Lesbiana”
Los desafíos de la Comunidad LGBTIQ+ en el nuevo escenario socio político en Nicaragua.

¿Qué pensarías si él o la próxima candidata a presidenta por la republica de Nicaragua es lesbiana, transgénera/o, un hombre gay o abiertamente bisexual?

Conocer un poco más de las situaciones que rodean a la comunidad de Lesbianas, Gays, transgéneros, transgéneras, bisexuales, intersexuales y Queer en el ámbito político pueda que nos ayude a disminuir esa predisposición de fijarnos en sus prácticas sexuales y más bien, mirarlas como sujetos de cooperación política a la crisis socio política de Nicaragua, reconocerlas como ciudadanas y ciudadanos  que también ejercerán su derecho a la participación, la cooperación, a ser electos y electas que abonará a esa deuda que el país tiene con estas personas por los daños y años de retraso en cuanto a prácticas de exclusión, discriminación y de privilegios para los heterosexuales se trata.

Seguir rompiendo con las normas establecidas producidas desde la moral arcaica, los prejuicios y el egoísmo, el machismo y patriarcado en sí. Nos aportará significativamente en lo que terriblemente se ha constituido en Nicaragua en cuanto a Cultura Política  nicaragüense hemos establecido y que tenemos la oportunidad de desarticular, reconstruir y producir nuevas prácticas y formas de hacer valer el respeto a ciudadanos y ciudadanas de la comunidad LGBTIQ+ y repensarnos SI SOMOS REALMENTE OPOSICION del gobierno genocida de Daniel Ortega y rosario Murillo.

Este documento contiene una estructura simple en donde solo se comparte reflexiones de la única experiencia reconocida de intento de participación política en las elecciones presidenciales del 2016 en Nicaragua y que una vez más el escrutinio de los cuerpos fue el foco de atención de quienes se dicen sentir puros de conciencia, perdiendo la objetividad del bien común o la practica coherente de sus creencias, además de algunas experiencias en lo actual con relación al nuevo escenario y actores políticos/as, que son los y las mismas personas que nos excluyeron, nos invadieron y acosaron sexualmente y ahora le apuestan a entrometerse como que si nada pasó con su actuar frente a la comunidad LGBTIQ+.

Se espera que esta información pueda servir para aportar al diálogo en todos los espacios en donde se piense excluir a alguien abiertamente diverso, también, que aporte a todas las causas sociales históricamente excluidas y no escuchadas, al final consideramos que la raíz o la esencia de la exclusión es el miedo irracional y poco pensado de las oportunidades que provee lo nuevo.

También se hace un llamado a que es deber de todas las personas en el escenario político nicaragüense tener en cuenta las nuevas formas de expresión con o sin identidad de género; esto ayudará al movimiento LGBTIQ+ no cometer los mismos errores por los cuales nos pronunciamos en exigencia frente a los y las actores políticos. Reconocer que existe la libertad de identidad y forma de expresión infinita en el ser humano, respetandolo. Alcanzaremos el nivel máximo de coherencia. Así, como lo analizó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (CIDH, 2015) Además el acrónimo LGBTI “puede invisibilizar identidades sexuales y de género que resultan específicas para diferentes culturas, [dando] la impresión errónea de que esas identidades se originaron en Occidente y sólo en fecha reciente”.

Últimamente nos hemos dado cuenta que en nuestros países vecinos o en Latinoamérica se ha escuchado de noticias en donde se divulga la preferencia sexual como parte de hoja de vida de las y los candidatos como herramienta para la legitimidad en la campaña, ya electos y forma parte de la trayectoria de quienes culminan sus cargos. Si, como estrategia de campaña o visibilización política de la causa diversamente sexual para poder llegar al poder y algunos para legislar a favor de esta pero no siempre responden a los intereses de quienes votaron por ellas/os.

Aldo Dávila de Guatemala, Enrique Sánchez en Costa Rica, Diego Gómez Pickering cónsul de México, Elsa Patria Jiménez diputada lesbiana, Paris Galán Transgénera femenina concejal de la alcaldía de La Paz en Bolivia en otras personas nos han demostrado el vivo ejemplo de la posibilidad de la apertura que tienen los y las votantes de los pueblos, ciudades y países otorgándole confianza en las personas diversamente sexuales.

Reflexionar sobre estas experiencias nos permitirá revalorar la importancia de la coherencia con la gobernanza y su aplicación sobre la eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del estado que permite la participación de todas y todos los ciudadanos independientemente de su credo religioso, raza, etnia, género, preferencia sexual o identidad de género.

En Nicaragua solo se conoce una experiencia de organización política partidaria desde la comunidad LGBTIQ+ en donde por medio de alianza posicionó a 4 candidatas y candidatos en casillas para diputados y más de 16 de suplentes en lo que fue la coalición por la democracia en los intentos de elecciones presidenciales del 2016. Sin embargo, la experiencia ya se sabe de lo absurdo que fue el Gobierno de Ortega y Murillo, en donde arrebata la personería jurídica con la que participaría la coalición y avala a partidos políticos élites denominados “zancudos”  para legitimar el fraude electoral.

Antes del arrebato de la personería quienes estaban participantes como candidatas/os a diputaciones por parte de las personas diversamente sexuales, mientras duró, recibieron múltiples ataques, rechazos, discriminación, acoso sexual y sobornos de parte del “lado bueno” desde antes y desde este lado de la acera aun cargamos con muchos peligros en los cuales sectores marginados, vulnerabilizados y violentados podríamos reencontrarnos cara a acara con la violencia misma por la persistencia de esa clase política que se está entrometiendo de nuevo aprovechando el contexto de crisis. .  

Es por eso que, para las elecciones del 2016 una vez sin la oportunidad de ser electos y electas las personas LGBTIQ+ apoyó la campaña nacional del #YoNoBotoMiVoto en donde las y los protagonistas eran diversamente sexuales en su mayoría. Se visitaron todos los departamentos, el lado artístico político se pronunció en las redes, en festivales en la zona norte y concientizando a la comunidad LGBT en Nicaragua de abstenerse a votar y no legitimar a Daniel Ortega y a Rosa Murillo como vice presidenta.

Durante el estallido social, ante la incertidumbre de no morir por asesinato en la represión, y el fenómeno del “último suspiro de vida”  que todos sentimos, se comenzó a exteriorizar y pronunciar en las redes sociales  sátira de personajes que aportaban desde esa trinchera, aparecían las fotografías de personas diversamente sexuales dirigentes de las manifestaciones, campañas humanitarias en apoyo a las y los estudiantes atrincherados, además de ver a las trans cortarse su cabello para agarrar un mortero, verles cocinar o echarles agua con bicarbonato a las y los afectados por las bombas lagrimosas  o  transportando en microbuses llenos de comida recolectada a la UPOLI.

Aun así, surgieron campañas de desprestigio consiente e inconsciente en contra de miles de nicaragüenses homosexuales y diversos que orgullosamente gritaban por primera vez su identidad levantando en grande la bandera de colores. Muchas y muchos fueron secuestrados y secuestradas por la policía nacional, abusadas/os sexualmente y hasta asesinados.

Diferentes estudios han evidenciado que en situaciones violentas, entre las personas más susceptibles de convertirse en víctima se encuentran las personas LGBTIQ. La crisis socio política en Nicaragua se ha expresado en una gran variedad de acciones de discriminación y violencia. El trabajo que se acerca debe de ir enmarcado a una aproximación a la diversidad de afectaciones que han sufrido personas LGBTIQ en este período. Se basa en informes de personas LGBTIQ sobre las situaciones que han vivido directamente, publicaciones en redes sociales y medios de comunicación desde seguidores del gobierno como de la población autodenominada azul y blanco. Un elemento que ha caracterizado la violencia que se vive en Nicaragua, son las campañas de odio por orientación sexual e identidad de género y los ataques que se derivan de ellas. Desde el inicio de las protestas ha sido utilizado contra 16 personas de las reportadas hasta la fecha de la elaboración de este primer informe. Se caracterizan por desprestigiar, difamar y uso de lenguaje violento. Nos referimos a las diferentes situaciones que han vivido las personas LGBTIQ como resultado de su involucramiento en las protestas. Existen personas LGBTIQ entre quienes agreden y también han sufrido afectaciones, sin embargo al momento de redactar este resumen solo se conocían dos casos y se encuentran en proceso de verificación. A la fecha del 2 de agosto 2018, contábamos con reportes de diversas afectaciones a 45 personas LGBTIQ, de las cuales 44% son activistas de Derechos Humanos (20 personas – 15 líderes y lideresas de diferentes expresiones organizativas y 5 activistas). (Mesa Nacional LGBT de Nicaragua, 2018)

Otros dos enfoques en los que se basan estas campañas son: la vinculación de líderes y lideresas LGBTIQ con partidos de la oposición y la vinculación con personas que han recibido atención mediática importante por su particular actividad durante las protestas. En todos los casos se persigue el fin de deslegitimar las demandas de las personas LGBTIQ organizadas o no organizadas que participan en las protestas, en las reuniones políticas o en la palestra pública porque al parecer solo se tenía pensado dejarlas como carne de cañón (un dicho muy popular en Nicaragua).

La preocupación de defensores y defensoras de Derechos Humanos LGBTIQ+ es que estas campañas tendrán a corto plazo un efecto adverso para la integridad y seguridad física de todas las personas LGBTIQ, organizadas o no, participen o no en las protestas. Además de que la credibilidad o posibilidad de que entren actores claves de la comunidad LGBT al escenario político se reduce o sea nula.

Para concluir solo nos queda levantarnos de nuevo, ir a las reuniones sin ser invitados, mencionar el tema, insistir en reparación y justicia, ser constante al llamado a las personas involucradas en este cambio de país que sus narrativas cambien, que se sensibilicen y apoyen a la causa de inclusividad que lleva más años siendo reprimida, asaltada, violada y asesinada al igual que a la comunidad  de indígenas olvidados de la costa, a las mujeres en su lucha permanente por vivir y por las personas más marginadas de este país.

Este este escrito no se pretendía mencionar a alguien en específico como candidato a presidente o presidenta, solo queríamos llamar la atención con un título provocador para que te des cuenta de que existe un sector que corre el riesgo de ser olvidado o censurado de nuevo por la tradicional clase politica inconsecuente con el sentir de la población y las nuevas generaciones. Y si te provocó escribinos, que estamos esperando respuesta de quienes aspiran llegar al poder y están omitiendo la causa por su conveniencia  Y a modo recordatorio:  si esta revolución no es inclusiva, no será revolución. 


BIBLIOGRAFÍA

CIDH. (2015). "Violencia contra Personas LGBTI en América". EEUU.

Mesa Nacional LGBT de Nicaragua. (2018). Informe de Afectaciones a la Comunidad LGBT durante la crisis socio politica de Nicaragua en abril del 2018.

domingo, 3 de marzo de 2019

Me Dicen Llorona.

Me Dicen Llorona.

Desamor, ansiedad, soledad, exilio, se fueron los amigos.



La ansiedad está presente.

Los días de mi vivencia en el exilio han sido tan re-afirmadores y de auto reconocimiento profundo en búsqueda de que quien soy realmente. Para bien y para mal.

Siempre he estado solo, con amigos limitados. Más amistades por interés que por otra cosa, pagando las cuentas, animando las fiestas,  buscando ayuda para ellos y motivándolos a ser alguien o aguantando las humillaciones para ser o pertenecer.

De mí se ríen por “haberme sacado dinero” por qué logramos cascar una vez más al Bayardo baboso. Y esto, no solo con mis amistades, me pasa terriblemente en las relaciones “afectivas y amorosas” porque el Bayardo es cortés, amoroso, solidario y cariñoso.

Que cansado, que triste y que indignante verme hoy al espejo. Es como si yo mismo me esté gritando desde el otro lado del vidrio. Viéndome tan patético llorar por que el miedo me invade al sentirme que estoy solo.  Todo esto me pasa por haberme permitido conocer gente y hacer grupo más de lo que siempre fue mí regla de socialización.

Desde que recuerdo estuve apartado, por miedo al desprecio. De niño en el recreo me iba a comprar al quiosco de la escuela y comía solo, jugaba con mis juegos de mesa que me compraba mi mami, yo ahí que para los niños era incomprensible e inconcebible verme jugar Yack, con mis muñecas o dibujar paisajes y colores. Pero estaba mi mama pendiente. 

Desde ahí, he cultivado un escudo protector que hoy en día después de la aprensión ilegal por el régimen de Ortega y Murillo me han arrebatado dándome volteretas, golpes, humillaciones dejando a la intemperie a mi mente desnuda, en búsqueda urgente de abrazos, compañía y protección de la cuál necesito en el exilio y peor aún con mi madre lejos, mi única fuente de armonía, amor verdadero.

Me han dicho “el llorón”.

Cada vez que he tomado alcohol me pongo a llorar y mis compañeros no lo entienden. Por los recuerdos que andan vagando después de que mi subconsciente se abrió dejando expuestas imágenes de todos los abusos sexuales que he vivido, las humillaciones y la discriminación a lo largo de mi existencia. 

Llorando por cada uno de los desprendimientos de quienes eran mis amigos y uno en específico con quien nos comprometimos a cuidarnos mutuamente. En lo emocional, económico acuerpándonos para poder sobrevivir a esta migración forzada en un país nuevo, con los traumas de la represión  del pasado 2018. 

Hoy después de la última agresión por "no hacer un favor de planchar una camisa" vino a mí la necesidad de verme al espejo y reflexionar sobre lo que está pasando y plasmarlo en este escrito. 

Y apareció el Bayardo con su ser luminoso, con su ser poderoso, misterioso. Con cara de ternura de nuevo en el espejo, deleitándome de lo hermoso que soy, lo valiente, fuerte ser que la madre naturaleza  puso aquí, por medio de mi madre biológica.

Con un grito con fuerza pude despertar reconociendo todos los errores que he cometido intencionalmente por olvidar quien soy realmente. No es para menos, me han asaltado psicológicamente y físicamente de nuevo. Pero estoy reaccionando, estoy despertando al Bayardo humano y activista que dormía.

Voy a encerrar de nuevo al ser amistoso.

Primero voy a gradecer a quienes llegaron a mi corazón en esta etapa y despedirme a la vez. A quienes volaron en mi interior.

 Ahora, en frente del espejo en mi ejercicio reafirmador me muevo de lado a lado como cuando iba a la iglesia evangélica, con música medicinal, atendiéndome. Agradeciendo la amistad, por esta hermosa claridad, por la confianza y la luz que ven mis ojos hoy en día. Esa, que intrínsecamente me cuesta mantener permanente por los constantes pensamientos suicidas que invaden mi mente irracional. Con mis movimientos aprovecho las vibraciones que genera mi cuerpo para abrazarme eternamente.

Me quedo con lo bueno de todo el daño que me hicieron. Me quedo con los regaños, con los rechazos, las burlas, las agresiones psicológicas, con la envidia, con el abandono para recordarme que debo de amarme a mí mismo.

¡Ves que me ha servido y me han ayudado!

Ahora solo me queda continuar sin esperar que se sientan mal, (yo aún de considerado). Consciente de que a nadie le puedo exigir atención, que cada quien tiene su propia vida que atender y sus propios gastos que solventar.

Ahora a trabajarme, reorganizarme, desprender, soltar y continuar. 

lunes, 3 de diciembre de 2018

Estoy Listo Para Morir.

Estoy Listo para Morir.
El relato de mis 10 días en prisión,
por ser Defensor de Derechos Humanos en Nicaragua. 

Hoy es domingo 7 de octubre de 2018 y estoy exiliado en Costa Rica, rodeado de más de 40 personas: una viuda, una madre desplazada de Masaya que tuvo que migrar por razones económicas con dos hijos adolescentes, y muchos ex estudiantes universitarios. Los protagonistas, los afectados, los golpeados, los perseguidos, los de sueños truncados, los torturados, los abusados sexualmente.

Entre iguales, aquí estoy.

Frente a ellos hoy decidí abrirme para liberar algo de mis cargas, de la experiencia de haber pasado en El Chipote, la tenebrosa cárcel de torturas donde han encerrado a los perseguidos políticos tras la jornada de protestas que comenzaron el 18 de abril en Nicaragua y yo hace muchos años atrás.

Hace dos días le conté a una nueva amiga que a eso de las 4 de la tarde, mientras esperaba pacientemente en fila el bus que me acercara a la casa donde vivo, algo sucedió: Mi cuerpo comenzó a tener vida y alma propia, comencé a quebrantarme, a moquear y se me salieron como 20 lágrimas. Comencé a llorar de manera incontenible, ahogándome como un niño resentido.  

¡No podía entenderme!  ¿Qué pasaba conmigo? Parecía loco tratando de atenderme y esconderme, era un llanto incontrolable que venía acompañado de imágenes, fotografías, miedo, soledad, ansiedad. Me sentí encerrado… ¡era como estar en la celda de nuevo!

Volví a vivir entonces el miedo de tener enfrente al policía que se parecía al mismísimo “Furia y toro”, el famoso abusador sexual y asesino que fue perseguido por toda Nicaragua y apresado. Sentí la urgencia de encontrar de nuevo a Chepano, a Trini, a Robert, a Becker, a don Manuel y al guatemalteco, todos ellos compañeros de celdas en mi tour por tres cárceles distintas, para que me ayudaran a esconderme de aquel policía que golpeaba la puerta.

Pero mis amigos ya no estaban. Lloré aún más cuando recordé el momento en el que se los llevaron a todos juntos a otras cárceles del sistema penitenciario y me quedé solo e indefenso, presa fácil del degenerado, el maldito, el demonio vivo, el servidor de Daniel Ortega.

La celda 14 de El Chipote se convirtió en un escenario 3D para mí. Era al mismo tiempo una máquina del tiempo cuando me trasladé por medio de recuerdos tristes que he tenido en mi vida, también era una playa en la que estuve días antes, una discoteca reproduciendo músicas que me sabía de memoria, una iglesia cuando escuché cantar a Olesia el “Ave María” a medio  día y las canciones de la purísima el resto de la tarde, un salón de aerobics para que mis músculos no se entumieran. Era también mi cuarto con la cama de mi mama al lado (porque compartíamos habitación cuando yo necesitaba sentir su ternura y su amor) recordando el día en el que mi mama me dijo que me fuera de Matagalpa y me fui con mi cabeza llena de dudas, pero me fui. En esa celda yo alucinaba, volaba mi imaginación mientras buscaba cómo pasar el tiempo. O simplemente hibernar.

Ese lugar me abrió mi subconsciente, lo más oscuro, lo que supuestamente estaba escondido, o  por lo menos sanado. Pero no fue así: después de que la pesada puerta de hierro sólido sonaba en las noches, ya estando solito en la celda y sin que nadie me defendiera o solicitara piedad para mí, mi cuerpo se apagaba, mi mente se bloqueaba y mi alma se desprendía. Me convertía en fantasma.

“Una vez más esta vida me manoseaba, me masturbaba, me metía el dedo diciéndome que era el próximo”.

Mi estadía en la celda 14 también me trasladó a los años 80’s y a un caso de abuso sexual en el que estuve sin haber existido. Viajé en el tiempo. Iba caminando por la calle de mi casa, aún de tierra y sólo me faltaba media cuadra para llegar; estaba oscuro y para evitar que me golpeara me dejé. Pude llegar a casa a lavarme, botar la ropa y hacer de cuenta y caso que nada ocurrió.

Impresionantemente, en mi propio abuso sexual sufrí lo que mi madre sufrió cuando el CPF del Hospital Regional Augusto César Amador la violó. Tuve “recuerdos” que por transferencia genética se introdujeron en mi memoria y el cuerpo los reprodujo. 

Yo sufría al ver a mi mama siendo abusada sexualmente, pero no, era mi cuerpo. Observaba con lástima, llanto y ternura el momento en que lo dejaba de ocupar ese asqueroso ser y después mi alma regresaba a mi cuerpo y me abrazaba; no tenía dolores o quizás simplemente no los sentía.

En la segunda visita, ese mismo día  (aunque parezca una locura lo que cuento), un alma amiga llegó para decirme que despertara, que ya se acercaba el ser que me hacía daño. Este amigo era Adonis, fallecido en octubre de 2015 y que apareció después de invocarlo para que me ayudara a ser invisible. Sé que él viajaba desde lejos para advertirme del peligro, que me acompañaba y me consolaba en aquella celda fría, sucia y siempre oscura. Ese fantasma me cuidaba.

Otro día, mi “celda-máquina del tiempo” me trasladó a un escenario donde pude verme vulnerable, adolescente, después de una noche de trabajo (¡mi primer trabajo!) como cajero en un bar cuya propietaria era mi madrastra. A eso de la 1 de la mañana, iba para mi casa caminando, pues debía ahorrarme los 20 pesos del taxi para llevarlos a clase al día siguiente, y al pasar por el oscuro predio vacío del campo de fútbol Elías Alonso de la ciudad de Matagalpa, cuatro hombres surgieron detrás de los enormes árboles de mango y me llevaron a la tarima del campo, donde comenzaron a abusar de mí. Estaban drogados, mientras uno me penetraba los demás bebían y así fueron poniéndose más bolos, inestables y desequilibrados. Pude estudiarlos, engañarlos, hacerlos besarse entre ellos mientras yo escapaba por un costado. Ni cuenta se dieron cuando huí.

Recordaba también a Chepano, el pandillero preso en Rivas, tatuado hasta en los párpados, los labios y las bolas. Intimidante el maje, agresivo, fuerte, grande. Era necio, malcriado, gritaba y hacía trabajar a todos los policías de Rivas; fue el que me protegió mientras estuve ahí, en esa primera estación de mi captura, y literalmente me salvó la vida.

De igual manera repasaba a menudo las orientaciones de los “expertos” en prisión, como don Manuel, acusado de abuso sexual de una menor. Tranquilo, chaparro, flaco, moreno y altruista, era con el que yo hablaba más, el que le gustaba leer y escuchar a los otros, o por lo menos esa era la impresión que daba frente a la manada de hombres peligrosos que nos rodeaban. Me decía: “Atento chele, en la cárcel cualquiera puede caer en desesperación y desequilibrio, por el encierro… No te asustés si alguno de nosotros comienza a gritar o a golpear las paredes para descargar energías. Lo que sí quiero que tengas en mente es que no te confiés. De repente más de alguno de estos jodidos puede agarrarla con vos, simplemente porque quiere descargar su cólera con alguien. Hacete en las esquinas y nunca cerca de las rejas…”

Chepano interrumpía entonces a don Manuel: “Mientras yo esté aquí nadie te va a tocar”, me decía.

Retirado de los vicios y la delincuencia organizada, Chepano había caído preso por una amenaza de muerte a su hijastro, quien semanas después fue detenido y  encerrado junto con él. En la misma celda se reconciliaron, se cuidan, se alimentan juntos, se acompañan.

Al hijastro lo capturaron por involucrarse en el expendio de marihuana. Estaba consciente de que iba pasar meses encerrado esperando un proceso y una sanción mínima. Joven, guapo y con su realidad bien asumida, me decía “a falta de platita, a vender marihuanita”. Triste.

Otro de mis amigos fue Juan, de Pantasma. Un chavalo de 23 años, con apariencia desgastada que lo hacía parecer mayor de 30. Campesino y “muy religioso”, se la pasaba intentando leer la Biblia y pidiéndole al Señor que le ayudara a salir de la cárcel. Estaba siendo procesado por abuso sexual a una menor y me confesó que sí lo había hecho. Huyó por varios meses y fue capturado cerca de Rivas. Rezaba y rezaba…  Un día me contó que conocía casi todas las cárceles de Nicaragua, de las que siempre salía porque “Dios le ayudaba”, pero que esta vez iba a ser la última. Que se había salvado muchas veces, que hasta trabajos como sicario ejecutó pero que “Diosito” siempre lo sacaba.

“Bayardo, si te llevan a El Chipote y te dicen que hagás algo, hacelo. No pongás presión, dejáte. Preparáte mentalmente, todo puede pasar. Es mejor prepararse para lo peor a que te digan no te va a pasar nada”, eran algunos de los consejos de Juan.

Becker, mi tercer compañero de celda en Rivas, me dijo: “Yo no sé porque estoy preso esta vez. Yo desde pequeño he asaltado a la gente y me han encerrado por solo unos días. Pero esta vez llevo dos meses. Te juro Bayardo que esta vez me confundieron, soy inocente. - Este sí que me hizo reír y aproveché la energía de esa carcajada para enviarle un mensaje a mi madre diciéndole: ¡Mama, estoy en Rivas! Sé que mi mama lo sintió y recibió el mensaje.

Siempre recordaré a esos tres reos en condiciones infrahumanas. Yo mismo pasé en Rivas solamente en ropa interior, siempre descalzo, con una pichinga para orinar y la incertidumbre de no tener acceso a ningún tipo de defensa, ni cómo avisarle a mi madre que me habían detenido y el miedo a que me desaparecieran como lo han hecho con muchos jóvenes. Sumado a todo eso, siempre pensé que era claustrofóbico y que el encierro me enfermaría. Así fue.

En Rivas sólo me enrolaron: toma de huellas digitales y fotografías de  todo el cuerpo desnudo, buscando características propias de identificación como lunares, y posibles cicatrices que revelaran mi participación en zonas de conflicto y mis perfiles derecho e izquierdo. Lo hizo un comisionado de edad, algo seductor y “bromista”. Acosador el hijueputa.

¡Si, ese! El que enrola a los presos en la estación de policía en Rivas. ¡Maldito reprimido!

Fueron tres días de zozobra y angustia, sin comunicación con mi madre, hasta que me llegó mi primer almuerzo. Alguien dijo mi nombre ¡Bayardo! y me entregaron mi comida. Ahí supe que mi gente estaba afuera trabajando. Mis amigos activistas, hermanos, mi esperanza de vida. Organismos defensores de derechos humanos, como el CENIDH, estaban haciendo lo que yo esperaba: no se movieron de la acera de la Policía hasta altas horas de la noche, denunciando mi detención arbitraria y exigiendo mi liberación en la campaña mediática más grande de la jornada en redes sociales y medios de comunicación con efectividad y resultado positivo. Un toque de suerte.

Campaña tan grande que ni yo mismo la imaginé, ignoraba que contaba con tanta gente conocida y que exteriorizaban su indignación con afecto y cariño hacia mi persona en el Facebook, twiter, las calles, las rotondas y en las afueras de cada una de las estaciones de policía en las que estuve. Sin embargo, al mismo tiempo pensaba que una campaña masiva podría ser arma de doble filo, ya que podían soltarme por la presión o bien reconocerme como alguien “importante” en el mundo de la política, lo que podría llevar a que me golpearan e interrogaran. Sea lo que fuere, durante el encierro tuve la certeza de que no podía hacer nada, ni siquiera podía hablar, la fe en mí se apagó, la única que poseía estaba neutralizada.

Quienes me prepararon para estar encerrado fueron los mismos reos; ellos me explicaron cómo sobrellevar el tema del espacio en las celdas, la comida compartida y cómo no caer en ansiedad o depresión. Ayuda importantísima, ya que el lunes 13 de agosto por la noche llegaron a despertarme y decirme que me iban a trasladar. Yo pregunté: “¿A El Chipote?” Ellos no respondieron.

Durante el traslado de la estación de policía de Rivas hacia Managua, las “chachas” (esposas) apretaban tanto que me cortaban la circulación; mis manos estaban moradas y mis muñecas chimadas. Siempre estuve atento a cada advertencia: “Si te movés va a ser tu culpa porque yo soy muy nervioso”, me dijo uno de los antimotines que me apuntaba con un AK-47 antes de abordar la camioneta que me llevaría a la famosa cárcel de tortura. El viaje duró aproximadamente dos horas, con un circuito de tres camionetas llenas de antimotines y fuertemente armados cubriendo el traslado de alguien “peligroso”. Emocionalmente me sentía indignado con el show que estaban creando para justificar, posiblemente, una acusación con cargos inventados.

Ingresé a El Chipote, cárcel tristemente famosa por la desaparición de jóvenes que entraron y nunca salieron; otros que salieron con lesiones graves, violados, sometidos a torturas como mecanismos de interrogatorio para las “investigaciones judiciales”, dependiendo del cargo que les hayan otorgado en una primera audiencia.

La persona que me remitía entregó mi mochila de viaje con un acta y otra con mis documentos personales y el celular, los cuales serían devueltos al final del proceso. “Si es que sale”, señaló la recepcionista, una oficial de turno que estaba de muy mal humor, a lo mejor por la sobrecarga de trabajo o simplemente porque el  maltrato es parte del protocolo de actuación de la policía en esta estación de terror.

“¡Quitate la ropa! vos cochón”, me gritó. Me quité la camiseta, el pantalón y me volvió a gritar para que me sacara también la ropa interior. Me orientaron hacer tres sesiones de 50 sentadillas hasta que me cansara y en la última me dijeron que me pusiera de espaldas. Pensé inmediatamente: Van a pegarme, van a electrizarme.

 Me dije: “fuerza Bayardo, que inicia tu calvario”, pero no pasó nada más porque en ese momento Ingresaban también de emergencia y con gran euforia, un grupo de campesinos que venían desde Chinandega y cuya presencia creo que los hizo olvidarse de mí.

Me llevaron a las celdas. Todas diseñadas para acribillarte emocionalmente, a punta de   encierro total, sin poder ver luz o respirar, con camas de cemento muy frías y un hueco en el suelo para realizar las necesidades. Y todo oliendo a podrido como si hubiesen ratones muertos. O sangre en descomposición, pensé yo.

Ahí conocí a Trinidad Acevedo, de Jinotepe, y a Roberto Ochoa Medal, de Chinandega. Los dos acusados de terrorismo y financiamiento de armas en la jornada de protestas y ya presentados ante los medios oficialistas. Estaban tristes, llorando. Trini tenía gastritis y estaba desesperado por el dolor. Roberto lloraba a su padre, que estaba en la otra celda.

Pasaron dos días en los cuales no me llegó comida y reinicié mi estado de preocupación por el esfuerzo de mi gente. Pensaba en mi madre y la imaginaba en las afueras de El Chipote, exponiéndose a una agresión de los orteguistas. Y así era: a mi mama la maltrataron en el portón principal de la cárcel los esbirros, los fanáticos y verdaderos terroristas que “cuidaban”. Supe después que hasta la presionaron para hacerla bailar, bajo amenazas, la canción “Daniel se queda”. Y ella llorando, bien asoleada.

Yo mismo vi a mi mama ahí afuera, el día que me trasladaron de El Chipote. Quise gritarle que me llevaban a la estación de policía de Matagalpa, pero uno de los policías me hincó con el AK en el costado para que me callara.

Después de unas horas en la Policía de Matagalpa,  fui llevado a la oficina del segundo jefe departamental de esa delegación, comisionado Javier Martínez. Instantes después llegó un operador del Frente Sandinista que sin más comenzó el interrogatorio sobre las organizaciones con las que he trabajado e insistía en preguntar qué organización financiaba “la compra de armas” para quienes mantuvieron tranques al suroeste de la ciudad.

El operador oficialista me preguntó por qué yo demandaba rendiciones de cuentas a la UNEN de Matagalpa, en ese momento quedé claro que era una pasada de cuentas de Julio Castellón, el cristiano, presidente de UNEN, el que me escribía al interno de messenger poniéndose a la orden pidiendo consejos. Luego me mostraron fotos de manifestantes. Tienen miles de fotos, pero les faltan nombres para identificarlos, me preguntaron por mis amigas activistas, y de ellas y ni de nadie sabía yo. Porque NUNCA ESTUVE EN LOS JODIDOS TRANQUES. La “entrevista” duró aproximadamente 15 minutos, pues yo cuestioné al mando policial, diciéndole que “en todo caso quien debe entrevistarme es usted y no un funcionario político partidario”.

“Andá descansá, solo colaborá con lo que te pidamos después”, me dijo Martínez. Fui llevado entonces al calabozo, donde pasé dos días más, sin bañarme, orinando en unas pichingas hediondas. Había cucarachas y ratones.

La tarde del 18 de agosto fui liberado en Matagalpa. Afuera de la delegación policial estaba mi madre esperándome. Corrí a abrazarla, lloramos por unos 5 segundos y salimos corriendo. Fui a casa donde me despedí del resto de la familia, pidiéndoles que cuiden a mis siete perros que tengo como mascotas. Por favor no los regalen, supliqué, porque ellos serán mi esencia en la casa, sentirán por medio de ellos que sigo con ustedes físicamente y me fui de la tierra que me vió crecer.

Me trasladé a Managua donde busqué atención para los hongos en la piel que había contraído en prisión y luego de un par de días salí del país, con la decisión de continuar ejerciendo activismo y presión internacional, contando la realidad de Nicaragua, donde hoy defender los derechos humanos se  ha convertido en un crimen.

Llegué a Costa Rica a fines de agosto, después de haber salido por “puntos ciegos” de la frontera sur. Sin maletas, sin ropa.  Poco después, las “autoridades” de la UNAN me enviaron la notificación oficial de mi expulsión de la universidad.

En Costa Rica tampoco me siento seguro, después de que el canal de televisión REPRETEL reprodujo un video que promueve la xenofobia contra los migrantes nicaragüenses y la búsqueda de mi persona por ser "altamente peligroso". Continúa la persecución, el asedio y a toda cuesta el cierre de las puertas que pudiesen aparecer en este nuevo escenario de supervivencia.

Hoy, domingo 2 de diciembre en el balcón de mi apartamento pequeño, frío, que comparto con 2 amigas de lucha, 3 compañeros de universidad y el papa de uno de ellos. Aguantando el exilio y lo que este representa con todas sus calamidades. Aquí está Bayardo Siles humano, exigiéndole al Bayardo activista que pare. Exige un poquito de más de energías para terminar este escrito. El cual me va a ayudar a disminuir las tristezas, las depresiones, las lágrimas aunque sea un poquito por medio de la escritura. 

Estoy sacando energías para poder sacar de mí, más dolores que me están acribillando. Sacarlos de mí y que queden plasmados en este escrito para poder continuar y dejar de agredir a quienes me rodean, los que me esperaron en mi regreso y tenían algo organizado para la supervivencia grupal. A los que le agradezco mucho, a quienes amo, a quienes le debo mi vida después de haber pasado por uno de los escenarios más tristes de mi vida. Porque, de lo contrario ya me hubiese suicidado.

Hoy, durante un sueño o pesadilla en mi primera siesta vespertina (casi nunca duermo por las tardes) se me vino otro de los miles de pensamientos intrusivos que se han apoderado de vida, los que me hacen sufrir sin necesidad de hacerlo. Pero no puedo deshacerme de ellos.

En el sueño, aparecí yo mismo diciéndome: “Estas listo para morir”  y desperté.

Comencé a fumar y fumar tratando de descifrar que significaba ese mensaje “estás listo para morir” y recordé el día en el que Jopsan, Mike y la Yoli venían con migo en el bus “tica bus” viajando hacia Costa Rica y les dije: “Si a mí me atrapan, ustedes continúan porque si a mí me agarran, yo salgo y ustedes no” “no se metan, lloren escondido y se van”. Mike quiso protestar, en sus ojos se notaba el dolor que representaba dejarme ir con la policía sin poder hacer nada. Con él, reflexionamos un montón sobre estos posibles escenarios y lo convencí de continuar, porque él tiene un bebe hermoso que necesita de el y el debía de continuar única y exclusivamente por ese niño que esperará ese momento especial del reencuentro.

De nuevo siento que debo de decirles a mis compañeros de recorrido ¡que continúen!

De nuevo estoy al borde del precipicio, y deben de continuar.

En nuestra vivencia del exilio estoy sintiendo que estoy muriendo, la soledad me invade independientemente que los tenga a mi alrededor. Porque ya no los quiero a mi lado, los estoy agrediendo, con mi llanto, mis tristezas y ellos no pueden o deben de hacerse cargo de mí y lo entiendo. Ellos y ellas deben de atender sus propias tristezas y retos y no pueden con mis cambios de humores.

A mi mejor amiga le he gritado ¡estúpida! Con toda la rabia acumulada de años. He corrido de la casa a uno de ellos, que a veces pienso que le hice un favor para que no quedara estancado sin hacer nada. Ahora a él le va bien, tiene su propio espacio y está sobreviviendo. Pienso que en medio de la agresión, le hice un bien.

Ahora quedaron los y las otras. A quienes me cuesta verles la cara, porque no me la muestran, están molestos con migo, dicen que estoy toxico, que no me divierto, que los privo de relacionarse o involucrarse con las demás personas exiliadas en los proyectos fallidos y repetitivos según la historia. Los cuales solo me decepcionan y junto a esos proyectos, mis compañeros de casa también lo hacen. Me decepcionan, me excluyeron, salen juntos a divertirse, vienen de madrugada después de tomar alcohol, ríen en todo momento, ya no empatizan con migo, no les importo y yo quiero que se vayan.

Estoy solo en este apartamento lleno de gente, a cada rato con ardor en la boca del estómago por la liberación de exceso de ácido gástrico que me provoca toda la rabia acumulada por poca consideración, rabia que están pagando por que quieren mis amigos y que me auto excluye de compartir con ellos. 

Después de una semana de buenas noticias, de confirmación de ofertas laborales, mi futuro prometedor en un país de oportunidades que es Costa Rica y medio del sueño vespertino, un acto más depresivo vino a mi diciéndome: “estás listo para morir”

¿Será que los pensamientos suicidas regresaron a mí? Esos que en la adolescencia después del abuso sexual múltiple aparecieron con la radical y real intención de morir. Los que hicieron que me tomara como 20 pastillas para dormir de mi abuela y que hicieron que pasara inconsciente 3 días hasta que mi hermana se acercó a mi cuarto a despertarme, llevarme al hospital para que me despertaran.

O ¿Debo de entenderlo que esta vez la muerte es distinta? ¿Qué estoy muriendo en medio de la vida?

Puede ser. Porque, en este momento al no tener cerca a mi madre, a mis sobrinas, mi abuelita, mi carrera universitaria fue truncada, me abusaron sexualmente de nuevo, estoy solo en un país distinto dependiendo de ayuda y caridad, la persona a quien le abrí mi corazón se va, lo presiento...

Todo esto es morir en vida y al parecer va a durar mucho tiempo, porque mi dinámica de vida a cambiando radicalmente. Ya no tengo familia, ya no tengo amigos, estoy odiando a todo mundo, me estorba la persona inquisidora entrometida que me exige participar en los espacios de encuentros entre exiliados sin respetar mi decadente estado emocional. Estoy siendo amenazados por los mismo “azul y blanco” ellos mismos me atacan, me hacen malas caras, me reprochan que no he ido a ningún plantón y que no pienso hacerlo. Los que me acusan de traición por haber salido de prisión y mis amigos no.

Todos ellos y ellas queriendo ser protagonistas y que saben muy bien que no pueden estar en los espacios que ya han sido acaparados de nuevo por los adultos que no dejaran pasar esta oportunidad de continuar o crear proyectos políticos partidarios a cuesta de los muertos y los jóvenes que fueron utilizados como carne de cañón muchas veces manipulados por operadores oportunistas, roedores de huesos y migajas del poder que a concentrado el dictador de Ortega.

Maldito operadores que se entrometieron en nuestra protesta pacífica, por el rescate de la reserva en llamas, por la amenaza del desplazamiento de los campesinos de la zona canalera, por los dos últimos fraudes electorales en nuestro país, por la reforma inconstitucional al seguro social, por los golpes a nuestros ancianos, por los femicidios impunes, por la negación de la inclusión de las personas diversas sexuales en el código de la familia nicaragüense.

Maldito gobierno que te acuso directamente por haberme jodido la vida, invadiendo de nuevo mi cuerpo, quitarme a mi familia, dejarme sin herramientas para sobrevivir y expulsarme de mi país.

Ahora no soy ni de aquí y ni de allá.

Estoy listo para morir en vida, y es hora de que mis amigas y amigos continúen sobreviviendo.


San Juan del Sur, Rivas, Nicaragua. Dos días antes de la aprensión. 

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Australia de ensueño.   Si despierto, olvido todo lo vivido.   En una tarde del domingo siete de enero del 2024, vuelvo a verme al espej...