De Héroes a Fracasados.
La guerra civil en contra de la
dictadura de Somoza en el 79, el servicio militar patriótico y la contra en los
80’s, ha dejado secuelas duraderas en el tiempo, las familias, la juventud. -La
juventud de ayer y la juventud de hoy.-
Generaciones que reproducen en su gran mayoría actos violentos que
tienen origen en los traumas y no necesariamente por haber sido participes en
el enfrentamiento militar. Si no, por la herencia en la memoria genética, colectiva y hasta
cultural alimentada por esta época violenta.
El saber de las cosas nos puede ayudar a encontrar la oportunidad de
reflexionar sobre las diferentes expresiones de violencia frente a los jóvenes
de ayer, para motivar a las generaciones de hoy a innovar, crear nuevas formas
de hacer las cosas y romper con ese círculo vicioso del comportamiento
disciplinado, del poder en el hogar, al director escolar, al dirigente
partidario que ponen en práctica patrones adultistas y militar. Y como
aprendemos de sus vivencias de fracaso para replantearnos el activismo heróico
y sin propósito positivo como consecuencia.
-¿Alguna vez escuchaste a un joven del ayer desestimar tu aporte?-
diciéndote: ¡Qué sabes vos! Yo anduve con el arma, yo puse muertos para que vos
vivieras. Cállate.
Según la especialista en violencia, Mónica Zalaquett, dice que después
de la guerra muchos campesinos “no querían dejar las armas y volver a ser
campesinos” por tal razón hubieron bandas que salían a asaltar. “Estaban
acostumbrados a pelear y ya les costaba cultivar la tierra”, dice. Indica que la mejor enseñanza que dejó la guerra para los y las
nicaragüenses es que “ninguna guerra resuelve los problemas” y “no debe
repetirse jamás” por que “no trae ningún beneficio” y más bien “solo destruye”
-Existe mucho que reflexionar de los jóvenes de ayer, los políticos
dirigentes de hoy.- Rreflexionar por aquella
inmensa mayoría que no pudo estudiar y que se las ingenió sin empleo -nuestros
padres-, que se les complicó nuestra crianza y que abrieron una deuda afectiva
construyendo una gran brecha entre ellos y nosotros. .
Considero, que aspectos de estudio y carencia de empleo no es lo que
actualmente está perjudicando nuestros bienestar y el bienestar del país. Me
atrevería a decir, de que, es algo más a fondo y que tiene que ver con algo
menos palpable físicamente, que son las emociones, esas que pocas veces en las
familias dejamos que fluyan a menos que sean únicamente -alegría e ira-
Así como la experiencia de los jóvenes de la zona rural y los de la zona
urbana de ayer, regresaron únicamente a reproducirse sin recursos y haciéndose
acompañar de la religión y la ignorancia, gran alimento para la discriminación
y división de un pueblo que lo único que sabía y sabe era y es agredirse entre si y agredir
a los más desprotegidos y desprotegidas.
Humberto Ortega, si, el SMP solo sirvió para defender intereses de
elites organizadas que en su diálogo y discurso les faltó hablar por los demás.
No pensaron en las consecuencias, no hubo diálogo post-guerra.
A las y los jóvenes de hoy, solo nos queda rehacer nuestras vidas en un
contexto sumamente complejo para muchos. Este tema que considero pendiente de
hablar y de entender.
Tiene que ver con expectativas frustradas de nuestros padres, los
jóvenes de ayer, que al igual que ellos
nos quieren negar constantemente la sensación de la vida plena y al país.
Y que “gracias a su aporte heróico” se sienten con la autoridad moral de
ocupar los puestos de importancia, puestos de poder y no soltarlos hasta morir.
Las pocas personas que fueron beneficiadas con apoyo en la educación en
el extranjero, regresaron especializados en la administración de los recursos
para un partido único que en un futuro no muy lejano fueron y están siendo
olvidados, como que si existe lealtad en el mundo de la avaricia.
Es por eso que insisto en que deben de retirarse y no llegar como Núñez
con un tanque de oxígeno como que si fuera el indispensable, que los dirigentes
políticos paguen nuestras iniciativas y que acompañen a este bono demográfico
que le urge trabajar en paz y con un ritmo de progreso armonioso para todos y
todas, sin que nadie se quede atrás o alguien se quiera adelantar.
Joven de ayer: Gracias por tu sacrificio, más no lo debemos de cargar
nosotras, las generaciones post-guerra. Es hora de que te trabajes esas
necesidades neuróticas con el amor y cariño que se te arrebató y que ahora tu hijo
o hija puede dártelo, pero date la oportunidad de creer en el/ella y no los subestimés.
Apóyanos para dirigir al país, acompáñanos para evitar las guerras y ni
un joven más muera y se convierta en el trofeo olvidado.
Ya no más activismo heróico, ya no más injerencia adultista, fracasada,
prejuiciosa y machista.
Bayardo