sábado, 5 de octubre de 2013

Casi Descubren A Mi No-Novio.

Viví en un pueblo pequeño, infierno grande...


Antes de hablar, es importante tener en cuenta tres cosas: que lo que se vaya a decir sea verdadero, que haga el bien a otros y, finalmente, que sea necesario decirlo.

Todos los seres humanos –en mayor o menor medida-, en muchos momentos nos sentimos atraídos por este famoso término: el chisme. Hablar de otros, de lo que pasa con la vida de los demás, de quiénes empiezan una relación y quiénes la terminan, quiénes pasaron un parcial y quiénes lo perdieron, quiénes estuvieron en un paseo y quiénes no, cómo estaban vestidas las personas en un evento social, entre muchas otras cosas. Todas estas cosas acaban siendo una fuente de conversación que con mucha frecuencia hacen daño. No sólo a quienes están siendo víctimas de la crítica, sino también a quienes están criticando. 

Hace poco conversé con una compañera de trabajo y le compartía que cada vez disfrutaba menos mi almuerzo al estar rodeado de personas que constantemente tienen la necesidad de estar sabiendo y preguntando sobre mi vida, (esa es la actividad principal del pueblo en el que vivo actualmente). Constantemente me siento vigilado y perseguido por las miradas y los murmuros que capto visualmente. 

¿Me estaré comenzando a pre-disponer?¿Será que me veo bien gay?, o ¿paso por místico, pedante? o ¿soy guapo? aun no lo sé...   

Hice un ejercicio fuerte para constatar de que si soy yo era quien estaba de alguna manera a la defensiva, y pues me está gustando el jueguito.

Vean les cuento:


Ya casi, aproximadamente 4 fines de semana, mi  pareja ha estado visitándome en mi choza esa de la imagen, en el pueblito donde vivo actualmente por cuestiones laborales. Es un joven entusiasta, buenísimo para socializar, activo y de cara tierna. (casi siempre en la primera impresión cae bien el mae)

Pero  trataba de no insertarlo de lleno dentro de sociedad pueblerina, por que podrían persuadirlo y sacarle la verdad. Y si me preguntan si me da miedo de que esa gente se de cuenta que soy un chavalo alternativo, pues SI y mucho  posiblemente no lo entiendan y me agredan :(

La dinámica de pueblo me ha enseñado mucho a callar y actuar en el momento y los lugares indicados.

Pues dije y he dicho: es mi hermano. jejeje

Seee dije que es mi hermano!!!! tenemos ciertos rasgos físicos en los que nos parecemos, ademas con mínimos de edad de diferencia :), pero bueno no se me ocurría nada más. 

La primera vez que llegó, el mismo ayudante del bus me gritó "avisándome" Bayardo!!!!! Aquí viene tu hermano!!!!!

y por supuesto que todo el pueblo lo escuchó.

Terrible.

La gente salió de las casas, tenia visitas constantes en mi casa, tocaban la puerta para "saludar" y siempre hacen la famosa pregunta: 

¿Son hermanos? jajajaa muero....

 Claro que en las mentes mas jóvenes que viven su homosexualidad de una manera cerrada y muchos de ellos no se atreven a experimentarla. Yo estoy causando revuelo y choques importantes para quienes no se equivocan en sus percepciones.

Hay sus cuantos y cuantas que no se creen el cuento, pero están en el mundo de la duda y la intriga. Es mejor que se quede así.... Para evitar conflictos y malos ratos, por esta ocasión me quedo callado.

Por que puedo generar conflictos y  los conflictos terminan siendo la consecuencia de la distorsión de la información, distorsión que propician y mantienen las mismas personas al hablar más de la cuenta.

 Muchas veces nos dejamos seducir por esta tentación por caer bien, por entrar en un grupo, por quedar bien ante otras personas, o simplemente por el ‘placer de cuechar’, como alguna vez escuché que decía alguien. El gran problema de hablar sin pensar, pero sobre todo sin tener la certeza de que lo que se está diciendo es cierto, es que se hace un enorme daño, daño que muchas veces es irreversible porque las palabras dichas y el daño causado por ellas generalmente no se pueden borrar. Aún en los casos en que quienes fueron víctimas de un chisme malintencionado sobre algo que no era cierto logran demostrar que era mentira para reconstruir su imagen, su reputación, lo dicho, dicho está. Y cuando se acaba con la reputación de una persona es muy difícil volver a recuperarla. 
 
Los grandes sabios y maestros a lo largo de la historia han enfatizado siempre en la importancia del silencio, de hablar menos, de ser más conscientes de lo que decimos. Desafortunadamente es una lección que a todos nos ha costado aprender y que muchas veces sólo aprendemos cuando ya hemos sido víctimas del daño que alguien nos hizo con un chisme, o cuando de alguna manera se nos devuelve el daño que le hemos hecho a otra persona por hablar más de la cuenta sin saber a ciencia cierta si lo que decimos corresponde a la verdad.

Hablar es un acto automático y por eso mismo es difícil pensar antes de hacerlo. Pero como todo es difícil antes de ser fácil (Nardone, 2009), es muy útil y benéfico acudir a la sabiduría de los grandes maestros, quienes plantean que antes de hablar es importante tener en cuenta tres cosas: que lo que se vaya a decir sea verdadero, que además le haga un bien a los demás y, finalmente, que sea necesario decirlo. Si lo que vamos a decir lo pasamos antes, mentalmente, por estos tres filtros, vale la pena decirlo. De lo contrario, siempre es mejor el silencio. 

¿Chisme combinado con pueblo chico?

uuuuyyyyy chiva chiva ;)

Con mucho gusto para ustedes, 
Bayar


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