viernes, 28 de julio de 2023

Mi estancia en el vacío.

 

Mi estancia en el vacío.

 

Mi estancia en el vacío

Durante la crisis... Parafraseando a la Revista Mentes Abiertas Psicología (s.f.):

> “El sentimiento de vacío para la mayoría, se trata de un problema puntual, un estado concreto de apatía que se produce, generalmente, tras algún acontecimiento más o menos traumático, para desaparecer al poco tiempo o diluirse con el paso de la actividad cotidiana. > > En algunas ocasiones el sentimiento de vacío se enquista en lo más hondo de la persona y se convierte en una fuente de angustia constante, de conflicto interior. Todo esto conlleva una pérdida generalizada de la motivación que interfiere en todos los ámbitos de la vida, genera dificultades de expresión emocional, en mayor o menor grado, y una desconexión con el contexto social e interpersonal.”

En mi caso, he utilizado la estrategia de romantizar la soledad y el discurso básico repetitivo sobre “estoy sanándome, estoy priorizándome”, observando videos cortos de una aplicación que habla de salud mental sin responsabilidad y conciencia de cómo abre las heridas de personas como yo, que en un esfuerzo más por encontrar una razón por la cual vivir caemos en el vacío.

Reducir las relaciones sociales, apagando la comunicación con familiares, conocidos, instalando brechas a quienes intentan acercarse para conseguir amistad. Todo por el miedo de no dejarse lastimar o agredir a quien solo anda tratando de vivir.

Pero… ¿Cómo se solucionó esto? Primero, debo aceptar que me encuentro en un “estado de vacío”. Aceptar que este es el resultado de los daños colaterales de una vida recientemente traumática. Es posible que me ayude a diluir mi predisposición a conectar con otros seres humanos, sin embargo, creo que poseo un largo camino para poder comprender la maldad innata de hombres y mujeres, aceptando que también poseemos instintos animales e irracionalidad.

Me decepciono muy rápido de las relaciones de amistad que intento entablar. Porque, cuando estoy frente a una persona a la cual llevo un tiempo conociéndola en el inmenso esfuerzo por darme una oportunidad, mi interés puede desaparecer de la noche a la mañana y me alejo sin darle explicaciones porque si las diera podría agredirla. Esto pasa cuando conozco a seres humanos apáticos al entorno social, con aires de superioridad por parámetros establecidos por la sociedad consumista, machista, racial y la heteronorma.

No encuentro la razón por la cual “convertirme en alguien” que adquiere valor por los títulos obtenidos o el dinero en mi cuenta bancaria. Es clave frente a mi preguntarme si tengo una profesión o que el entorno me encause a decirlo para poder posicionarme como un ser humano aceptable en un círculo social. Porque, inmediatamente experimento la sensación de cosificación en la que una vez más en esta vida me sentiré utilizado para servir a los placeres, necesidades y ambiciones de un futuro traidor que me consumirá y se alejará.

No siendo cruel en mi estado de frustración: Puedo comprarme cosas y me da placer destruirlas. Es como un acto de choque emocional y liberador del peso de sentirme acompañado incluso de cosas materiales. Culmino gritando en mi interior que no quiero dejar incomodidades a nadie. Que nadie pueda decir que fui una carga, un estorbo. Creo, que prefiero ser siempre ese apartado no merecedor de nada.

Abrazando la memoria en donde se estructuró el trastorno: Sí, siento que no merezco nada y le encuentro sentido a regalos elaborados por las manos de quien me obsequia algo. Porque yo, encontré felicidad en mi niñez en la escasez y se repite en mi cabeza el acto amoroso de mi mamá, hermanas y hermanos arreglando un árbol de Navidad con figuras de papel, y de cena en esa noche un pan con una salchicha jugando a “la venta de hot dogs” para disminuir el sentimiento de pobreza.

Siendo el más pequeño y con apenas cinco años, comprendía mejor que mis hermanas y hermanos mayores que habíamos nacido pobres, con una madre soltera e ignorante que en su misión de vida tenía solo el objetivo de conseguir alimento, y un padre culpable de mi vacío al irse y abandonarnos. Apareciendo solo para recibir halagos de sus hijos quienes si podían expresar su necesidad afectiva obteniendo migajas en sus visitas esporádicas.

Aceptando la sanación temporal: Y lloro... Celebrar el ejercicio: Y me voy a descansar agradeciendo la capacidad de autogestionarme.

Bayardo Siles.

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